domingo, 27 de abril de 2014

El día después - Verdades de un borracho.

El día después de la juerga. Despertar, cuando realmente desearías estar muerto es lo peor que te puede suceder. No importa que tan espectacular o no pasaste la noche anterior. Siempre, sin importar la hora que sea, siempre, pero siempre, será temprano. Sobre todo, cuando ya no eres “tan chibolo”, el tiempo de recuperación es mayor, más que en horas, en días. Insistes y claro te vuelves a preguntar: en serio estoy vivo?
Intentar levantarte de la cama (si de alguna forma llegaste ahí y de eso hablaremos luego) será imposible. Tu cuerpo simplemente NO QUIERE. Entiende, no quiere, no hay esfuerzo que puedas hacer, el cuerpo no se moverá y si logras hacerlo realmente desearás no haberlo hecho. Te dolerá todo, literalmente “hasta el pelo” y ni hablar de los mareos y las náuseas que puedas tener.
Seríamos capaces de tomarnos una farmacia completa con tal que nos pase ese malestar. Pareciera que fuera todo proporcional. El dolor que tendrás será directamente proporcional a la cantidad de trago que tomaste y la juerga que tuviste. Mientras más , al día siguiente agárrate que te dolerá hasta la sombra.
Te diste cuenta que a la mañana siguiente, todas las coca colas, tienen el mismo sabor a Ron y las gaseosas transparentes tendrán ese exquisito (y en ese momento nauseabundo) sabor a pisco?. Y claro, no importa la cantidad de agua que tomes, siempre necesitarás más.
Cuando ya estés un poco “mejor”; realmente no estarás mejor sino habrán pasado algunos minutos y tal vez ya hayas casi despertado preguntarás… “qué mierda pasó ayer?”. Las lagunas mentales, el popular “borrado de cassette” y el “me apagaron la tele” es lo más común en estas situaciones. Además, y como por arte de magia, al hacer la pregunta anterior, empezará un sudor jodido, frío, angustioso porque algo dentro tuyo ya sabe… la cagaste.
Hora de hacer el inventario… mierda la cartera dónde está? Carajo y mi celular? La billetera? De quién miércoles es esto? Esta no es mi casaca!! O peor.. Y mi casaca? . Aunque lo jodido es cuando volteas y ves a alguien y surge la pregunta.. Quién es? O qué haces acá?. Si la cantidad de personas es superior a una Bingo!! Tal vez pasaste una noche espectacular y si no tienes recuerdo alguno, estás jodido ( o jodida según sea el caso) porque tal vez nunca llegues a recordar todo. En estos momentos la persona que haya grabado todo con su Smartphone podrá ser tu mejor amigo o  la persona a quien quieras asesinar inmediatamente.  
Perder algo no es nada anormal, más bien suele ser común, aunque mientras menos pierdas mejor es. Es mejor cuando en vez de perder encuentras cosas, sobretodo las mujeres, encuentran cosas raras en sus carteras, un celular que no saben de quien es, una tarjeta con algún número nuevo de teléfono, las llaves del carro de alguien. El problema principal es que al parecer las juergas están muy relacionadas con el “perder el celular”.
Otra de las cosas que suceden al día siguiente, antes tal vez más a los hombres pero ahora casi por igual es el “dolor de billetera”. Sí , exactamente cuando expresas. “mierdaaaaa tanto gasté?”. “Pero si yo recuerdo solamente haber gastado…. Puta madre, todo el sueldo en una noche”.
Las mujeres, a veces tal vez por ahí algún hombre, al día siguiente siente en algunas partes del cuerpo que algo no anda bien. “Carajo, cómo me hice este moretón? “. “Y este?, cómo pudo pasar esto?”.  Muchas veces los moretones aparecen en lugares que son casi materialmente imposibles de llegar sin hacer alguna maniobra impropia.
Una de las preguntas que te quedan siempre en la cabeza es “cómo llegué a mi casa?”, claro siempre y cuando te encuentres en tu casa. Alguna vez despertaste y estabas en otro sitio, en el mejor de los casos en la casa de algún amigo o amiga, en otros, tal vez en algún hotel. Mientras no estés en la cama de una clínica, que ha pasado, todo estará bien. A veces alguien, de los mejores amigos, te acompañó a tu casa y te dejó pegado a la puerta tocando el timbre hasta que tu viejo, molesto a las 5 de la mañana te recogió del piso y te tiró en tu cama. En otras, tu amigo abre la puerta y te deja ahí en la entradita; claro que si el pata acompaña a la chica, la lleva donde puede y provecho. Jajaja OKNO, eso no se hace, no vale aprovecharse.  A veces te la das de bacán y uno mismo sale solito del lugar de reunión e intenta tomar un taxi (entrando generalmente por la ventana o queriendo sentarse en el asiento del piloto); algunos la mañana siguiente no recuerdan en qué parte de la ciudad dejaron el carro; otros, los más peligrosos se creen pilotos de carrera y terminan matándose o matan a otros; y algunos, lo mejor, se olvidan que tienen carro.
De repente, ya casi llegando la tarde y cuando la mancha despierta, llega una notificación a tu correo de la foto donde tus lindos amigos te etiquetaron, la noche anterior, haciendo el ridículo. Listo, el Facebook, el que todo lo sabe (creo que Mark tiene un acuerdo con todos mis amigos para joderme la vida cada vez que hago el ridículo y me toman una foto. Puedo escribir el mejor libro como para ganar el Nobel y nadie lo lee pero publican una foto mía bailando calato en la barra y la ve hasta mi viejita que nunca entraba al Facebook). Entre el domingo y el lunes es cuando existe el peor movimiento de fotos que suben y que borran del Facebook. Es algo así como el día 26 de diciembre, que todos corren a las tiendas a devolver o cambiar las cosas que les regalaron en navidad. Lo mismo pasa en el Facebook; esas fotos comprometedoras, donde sales afanando a la chica o al chico (#unioncivilya); o agarrando o haciendo el ridículo, son borradas. Siempre la llamada de la amiga: -“Hue Vo Na; bórrame en el acto esa foto, no te malees, salgo thriller y si la ve mi novio (al que le dijo que se iba a quedar durmiendo en casa) me mata”.
 Y las viejas? Son las primeras que detectan que uno está MAL y son las primeras en joderte el día. La vieja nunca aspiró en su vida pero justo ese domingo luego que la noche anterior tomaste 3 botellas de José Cuervo y una de Ron con Coca Cola, se le ocurre aspirar TODO EL EDIFICIO, empezando claro por tu cuarto. Mi viejita era única, una noche recuerdo que me recogió borrachísimo del Circolo (pero borracho es poco, o sea, hablaba en alemán fácil) y para llegar a mi casa no se le ocurrió mejor idea que agarrar todas las curvas del malecón a 160 km.; hasta Schumacher hubiera bajado mareado. Se imaginarán que llegué a mi casa verde y me casé con el wáter hasta el día siguiente. Y claro a la mañana siguiente me preguntó: “estás mal hijito?”. Gracias mamita siempre te recuerdo.
Retomando, una vez que te diste cuenta que, gracias a la tecnología, no podrás negar que hiciste porquería y media la noche anterior; revisas tu celular y la canción.  Ya todo estaba mal y cuando creías que no podía estar peor; la bandeja de mensajes salientes, mensaje a tu ex: -“te extraño, te amo, no puedo vivir sin ti… vuelveeeeeeeee que sin ti la vida se me va”.  Y otros 57 mensajes donde te bajas, te tiras al suelo y te arrastras a tu ex (cuando tú supuestamente ya habías dicho.. “Naaa ya fue, ya es cosa del pasado”).Ah claro, y los lee también la nueva pareja de tu ex cosa que la cosa se complica aún un poco más.  También suele aparecer ese mensaje a la persona que estabas afanando diciéndole pachotada y media con lo cual ya puedes dar por entendido que tu relación jamás va a empezar.  
Ya todo ha pasado, ya la mataste por completo, eso sí nadie te quitará lo bailado y mientras llega el clásico juramento: “no vuelvo a tomar”; “es la última vez que tomo”; balbuceas mientras todo te da vueltas y sientes que quieres vomitar hasta voltearte como media. Y lo peor de todo, es que seguramente tuviste la mejor noche pero te la pegaste tan feo que no recuerdas absolutamente nada….  

Por eso, yo no tomo, no fumo y no bailo pegadito; claro, hasta el fin de semana. Salud.  

lunes, 21 de abril de 2014

Pedrito

Cuando lo conocí, Pedrito tenía una guitarra bajo el brazo, el pelo largo, despeinado como siempre, con cueritos en el brazo. Siempre vestido con ropa oscura,  cada vez que lo veía era así. También con su gran sonrisa. Una amiga mía (la gringa de cuzco), por la cual yo moría, moría por él. Bastaba verlo para que babee (ella por él, no yo; menos ella por mí) y en cada concierto tarareaba una tras otra todas las canciones. Qué churro! (ella hablando de él, obvio; no de mí) y que sencillo parece. Más sencillo fue acercarse a él para pedir un autógrafo. -“Hola Pedro, podrías…”, le dijo una noche acercándole un lapicero y un CD a lo que Pedrito simplemente con su sonrisa afirmó diciéndole “claro”. Firmó y nos saludó como grandes amigos. El beso que le dio a ella en el cachete creo que lo debe tener en el recuerdo más grande.  Varias veces nos cruzamos en la bodega de la esquina del barrio de Miraflores, y jamás negó un autógrafo o una foto a quien se lo solicitara, menos aún, un “hola” a cualquiera.
Cuando enfermaba y nadie sabía, algunas personas hablaron huevadas. Ahora hace conciertos drogado, está ebrio, pasado. Puta Pedro ya quemó.  Pedrito, tan grande como siempre, quería seguir haciendo lo que amaba: cantar; cantar para la gente. El tiempo (y su problema) nos alejaron al Pedrito músico pero las cosas siempre pasan por algo. Pedrito se encargó de no alejarse nunca, por el contrario, abrió un nuevo mundo desconocido para muchos. Pedro el escritor.  
Una conversación con Pedrito puede ser de cualquier tema. Quienes lo hemos seguido desde que en Facebook creó su página (y mucho antes escuchando su música) hemos leído todo tipo de cosas, temas infinitos, y tan mundanos que muchos quedamos con la boca abierta diciéndonos “es cierto”. Ha escrito de mujeres, de hombres, de su vida, de sus hijos, de su esposa, de sus amigos, de una cena, de los que lo saludan y leen su agenda; de lo bueno, lo malo, de cómo él le pide autógrafos o fotos a personas que admira; de su actividad solidaria, concientizando en el tema del agua, y hasta de religión. Eso sí, siempre cada tema acompañado de una foto.
Pedrito, el músico, el que se resfriaba en Brasil, que tenía un auto que era una rana; el que no tomó la mano cuando solía caminar en “lo olvidé”, que lloraba seguro al escribir “no pensé que era amor” o que creó lo que terminó siendo un himno para todos los que están fuera del Perú diciéndoles “cuando pienses en volver”; o que, como mi vieja me jodía cantándome la mañana siguiente a una de mis trancas “cuando la cama me da vueltas”; ese Pedrito tal vez hoy ya no cante con su voz como hacía antes, pero canta escribiendo para todos.
Pedrito sigue siendo el mismo de hace años, claro que el tiempo ha pasado y fuera de algunos años más, los hijos más altos que él, sigue sonriendo y aceptando firmar todos los autógrafos que puede. Capaz de parar su carro para ayudar a alguien a cambiar una llanta o tomarse fotos con quien se lo pida. A quién no le cae bien Pedrito?.   

Sin duda, qué grande es Pedrito.