viernes, 13 de febrero de 2009

EL CIRCOLO (FINAL)

Es cierto que cuando escribí Circolo lo hice pensando en un sueño que tuve la noche anterior; y tanto fue que me hizo recordar cosas que tenía en mi paquete de algún día lo recordarás, entonces tomé un lapicero lo escribía en una hoja mientras escuchaba Temblando de Hombres G para acoplarme a la época; y, cuando la colgué entre mis notas del FACE, lo hice con la intención que tal vez alguna vez sea yo quien pudiese volver a leerla, pero sin querer sirvió inconcientemente para regresarnos en el tiempo no solamente a mi sino a muchos. Entendí entonces que algo me faltaba para terminarla y lo hice; fui al Club con la excusa de almorzar por el cumpleaños de mi hermano. Y hoy, aunque suene gracioso, sentía unas ganas intensas de llorar al volver a entrar, pero no del modo que normalmente lo haría sino pensando que volvía a tener 8, 10 o 15 años y pasaba por esa puerta y estaban las motos de Paolo y Flavio estacionadas luego del almuerzo de las 12 en punto, el carro de dos puertas de Orlando Torres estacionado con ese plástico que hacía las veces de ventana y la vieja camioneta del tío Pepe. Hoy, volví a caminar por las oficinas de la directiva, pensando en el mismo busto manchado con tempera que para muchos fue la noche del gran susto de nuestras vidas y que hoy nos enteramos quienes fueron los que mancharon con tempera. Hoy trepé nuevamente por la ventana rota que te lleva a la azotea y desde donde avisté como hace años, muchos años, el club bajo mis pies; ah por cierto flavio, esas revistas "educativas" ya no están. Hoy, volví a tomar un taco entre mis manos y recordaba cuando jugaban el Papá del Cholo Araujo, el tío Lalo Panessi, un siempre ronco Canito y el tío Nieto. Hoy volví a sentir la puerta que Huamán abría para que el Nonno de los Corbatto regresara a la casa por la tarde. Hoy, recordé una piscina con nuestras madres sentadas conversando y mirándonos para que no hagamos más tonterías de las que ya solíamos hacer, mientras Paolo iba y venía haciendo sus largos buceando y que yo nunca pude hacer seguro por mi exceso en el consumo del tabaco; y esa cancha de pasto de fútbol, donde el tío Fleming corría y hacía ejercicio sin parar.Hoy, yo también, me doy cuenta que existen tantas historias y tantos nombres que no se dijeron pero no por no recordarlos, sino por faltar espacio. Hoy sé, que si cada uno contara sus historias hablaríamos de miles y que cada una de las partes no tendría un punto final, sino un punto seguido. Y sí, es cierto que cada uno tiene un cariño, cada uno tiene un sentimiento, que algunos aprendimos a caminar, a hablar, a pensar, a jugar, a llorar, a sonreír, a besar, a nunca olvidar; ya que sin miedo a decirlo, fue nuestra escuela, nuestra casa, nuestra tierra y nuestro cielo. Porque fue mucho más que un amigo y que por cierto, fue nuestro. Hoy, caminé por ese estrecho callejón de las bochas a los juegos, recordé ese árbol que de pequeño trepé como muchos de ustedes, y recuerdo también, pero con mucho más dolor, haberme caído. Los juegos en el Circolo que fueron sin duda interminables; los paredones después del camotito en el frontón, recuerdo con desagrado un callejón oscuro donde literalmente me sacaron la mierda, jugar canga, trompo, canicas, a las chapadas, y todo lo que nuestra imaginación podía crear. Es cierto que jugar policías y ladrones o a las escondidas era lo mejor; “Ey, vale sólo la piscina”, en las noches el “matagente” en la cancha de pasto o comer mashmellows quemados en nuestras arcaicas pero eficaces fogatas y que Flavio menciona en su comentario.Por si acaso no lo llamen a Marco. Seguro alguna vez volveremos a jugar a la búsqueda del tesoro e intentaremos hacer y jugar de todo; ping pong, futbol, fulbito de mano y fulbito de pie, Voley, basket, natación, béisbol, rugby, bochas, Sapo, Billas, damas y ajedrez. A Marcelo lo tuvimos con Morthem y con jazz, lo tuvimos en su cumpleaños en la rosa náutica 13 personas en una misma mesa, con helados volando, con gaseosa chorreada y con más de 1 luna rota (alguien me explica como se cayeron? ). Como no recordar al grupo de los mayores, a Jose Antonio, a La Saponara, Renzo Romani o a los Teullet. Nuestras peleas con los “amigos” del parque Ruiz, cuando llegó la moda del Skate, haciendo peleas y competencias contra Renzo Albrizzio, Canito y los demás “destroyers”.Hoy, volví a ver que son demasiados los Meza, y aumentan los Titto y los Godoy; que Huamán sigue comiendo a la misma hora y le deja la llave de las billas a su hijo Angel y que Rambito sigue cuidando la piscina. Hoy recordé muchas cosas del Fútbol, jugar por el Genoa, El América, el Mario Vargas, La Juventus, El Inter o el Cagliari; a tantos amigos que salieron de partidos como Los Loza, Los Rossi y Papelito que un día me dijo… seremos campeones, pero yo fallé el penal en la final. Las peleas en los partidos Nacional – Adipa; Los Boero, Napo y Napito, El loco Carbone, y hasta Farris que no pateaba una pelota pero hizo un equipo, El Cagliari, que el primer año fue el peor y después llegó hasta segundo. Recuerdo que se volvió casi un credo inevitable el domingo luego de jugar tomarse una chela en la sede con Jandy y Mario o en la piscina con Sasha Loza. Que es bien cierto que no éramos solo hombres sino que las mujeres fueron nuestras grandes compañeras de batallas, nuestras enamoradas, nuestras esposas y nuestras fieles amigas por siempre.Que hoy, me sumí en ese mundo paralelo, lleno de recuerdos, y que me pedía a gritos que no haga esta continuación, para que el maremoto ya deje de mojar y que aunque luego llegue la calma, despertará cada tanto en cada uno de nosotros, aunque sea por un momento, un recuerdo de todo eso que vivimos. Y es paradójico que siendo tan diferentes, de edades, flacos, gordos, bajos, altos, locos, sanos, feos, bonitos, hombres, mujeres, profesionales, buenos para nada, de condiciones distintas o de diferentes sitios del mundo; todos tenemos a nuestro modo ese mismo sentimiento. Todos tenemos el corazón Circolense.Que hoy me di cuenta que el destino quería arrebatarnos a muchos amigos para siempre y no pudo, no pudo borrar el dolor de mi cuello cuando me metió un lapo Martín Vargas, no pudo hacerme olvidar lo correcto que era el zambito Paredes; no pudo quitarme la risa contagiada por mi tío Aldo Candusso, no pudo hacer que yo dejase de parale la pelota a Papelito, no pudo dejar que abrace y fastidie a mi tío Pepe; pero sobretodo no pudo, no pudo sacar de mi mente la voz de Miche cuando me decía que algún día volvería de Cuzco y nos íbamos a juntar.Y será pues, que tenemos aún tantas cosas que contar que como muy bien dice Flavio nos juntemos el 18 de Abril, como un aniversario, como un recordar que habíamos quedado para encontrarnos ahí vísperas del año 2000, como un día donde brindemos dejando atrás el agobio de la rutina diaria que nos hace pensar que tenemos que hacer las cosas bien y que tenemos que seguir haciendo lo de siempre. Y que ya no haya, al menos ese día, una distancia que nos separe, para que así todos nosotros con un vaso en la mano podamos decir un SALUD! bien merecido por lo que hemos vivido. Y para poner mi punto seguido, quiero agradecerles a Ustedes que inspiraron todas las cosas que se escribieron, y los que tomé con toda esa confianza y me valieron para hacer la continuación que por cierto ahora es la última. Como se dijo, porque muchos son amigos, grandes amigos, así nos veamos, nunca, poco o siempre. Pero de algo estoy seguro, siempre estaremos ahí. Gracias por que tuvimos en el Circolo a muchos padres postizos, hermanos y tíos; y gracias porque fundamentalmente el sentimiento hacia el Circolo nace por la gente que lo hizo, ustedes. Salud y muchas gracias

No hay comentarios: